Rendirse ahora, olvidar.
Como al final de las viejas películas,
el camino se tiende melancólicamente
hacia lo desconocido,
y la imaginación crea puentes de aventuras
y vitales decisiones extraordinarias
embelleciendo el transcurso de los años.
Puentes sobre un río siempre igual, a cuyas
orillas,
siempre igual, crece la vegetación
domesticada.
¿Qué fuerza nos lleva hacia dónde?